“Un asesino no debe recibir esta condecoración”: nicolaitas contra reconocimiento a Agustín Arriaga
“Un asesino no debe recibir esta condecoración”, lamentaron exnicolaitas y académicos universitarios que protestan afuera del Palacio Municipal, mientras al interior la familia del exgobernador Agustín Arriaga Rivera recibía la medalla Generalísimo Morelos que le fue otorgada por el Cabildo moreliano.
Arriaga Rivera se distinguió por ser el gobernador que más daño le hizo a la Universidad Michoacana, con él fue la primera vez que unas instalaciones universitarias fueron ocupadas por el Ejército Mexicano en 1963 y luego en 1966.
Además encarceló a cientos de estudiantes y maestros, desapareció la Facultad de altos Estudios especializada en humanidades, y otras escuelas de educación básica afiliadas a la michoacana, de ahí la molestia de los nicolaitas.
“Esta es una provocación, no es posible que el Ayuntamiento entregue la Generalísimo Morelos para una persona ‘non grata’ para la Universidad Michoacana, porque él agravió nuestra universidad, otorgar esta medalla a un asesino degrada la misma presea, Morelos no merece esto, mucho menos nuestra universidad”, protestaban exuniversitarios afuera del recinto municipal que fue rodeado por vayas metálicas y policías para impedir que los inconformes llegaran al interior.
Cuando Arriaga fue gobernador, Michoacán contaba con una de las mejores universidades del país, impulsaban el desarrollo social y era reconocida a nivel nacional e internacional, pero esto era contrario a los intereses del ex gobernador, que siempre privilegió la iniciativa privada.
“Arriaga Rivera siempre se rodeo de un grupo de la iniciativa privada, antes de dejar el cargo a todos los beneficio, expropió terrenos de la colonia que hoy se conoce como Chapultepec y se los regaló a sus amigos”, acusó Marco António López López, quien es un profesor jubilado de la Universidad.
A la Universidad Michoacana la agredió en varias ocaciones, en el 63 Arriaga Rivera le solicitó al entonces presidente de México, Gustavo Días Ordaz, que viniera a reprimir a los universitarios, mandó al capitán Toledo, el mismo que orquestó la matanza de Tlatelolco en 1968, aquí inició el ataque a estudiantes.
Ese año se registró la primera muerte de un estudiante nicolaita, a quien el Ejército Mexicano le disparó mientras él se encontraba en la azotea del colegio de San Nicolas.
A la Universidad no sólo le desapareció su Facultad de Altos Estudios, provocó la expulsión del país de varios maestros extranjeros acusándolos de comunistas, entre ellos se encontraba Ludovico Oster, era el máximo exponente de la lengua española y a nivel internacional el mayor conocedor de la obra de El Quijote.
Lo expulsaron a Checoslovaquia, de donde había salido huyendo del gobierno, que al recibirlo de retorno lo encarceló y lo torturó.
Lo mismo ocurrió con el Guatemalteco Días Rosoto, y un Portorriqueño de apellido Menéndez, que también en sus países de origen fueron encarcelados y torturados.
Cuando Agustín Arriaga era gobernador de Michoacán, el abuelo de Alfonso Martínez Alcázar era también presidente de la capital michoacana, de allí la insistencia del alcalde independiente con licencia, de que se entregara esta presea pos mortem al contemporáneo de su abuelo, sin importar los antecedentes históricos contras la Universidad.
Desde que en Sesión de Calbidlo, hace una semana, decidieron entregar esta presea, los universitarios alzaron la voz para que esto no ocurriera y que Alfonso Martínez desistiera, el llamado público no fue suficiente.
Hoy el palacio municipal fue rodeado para impedir que los inconformes con el designo del Alfonso Martínez fueran a protestar, pero fueron obstaculizados, “¿Porqué los policías, qué no tenemos derecho a la libre manifestación?”, reclamaban los inconformes a los policías que sólo parecían estatuas.