México, entre los países más peligrosos para las mujeres periodistas

México se encuentra entre los cuarenta países más peligrosos para las mujeres periodistas, de acuerdo con un informe publicado este 8 de marzo por la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF). Aparece entre el 10% de países considerados como “muy peligrosos” para el trabajo de las periodistas.

 

Así lo pone de manifiesto ‘El periodismo frente al sexismo’, publicado con motivo del Día Internacional de la Mujer y que revela la amplitud del riesgo de sufrir agresiones sexuales y sexistas al que se enfrentan las mujeres periodistas, así como su impacto en la información.

 

El documento señala que de los 942 periodistas asesinados en los últimos 10 años, 43 son mujeres, y “al menos cuatro de estas víctimas, incluida Malalai Maiwand, han pagado con su vida el hecho de haber trabajado de forma especial en temas de la mujer”.

 

 

Thank you for watching

 

“La mexicana Miroslava Breach, corresponsal de La Jornada y Norte de Juárez, en el estado de Chihuahua (México), fue asesinada en su automóvil el 23 de marzo de 2017, a la edad de 54 años. Trataba asuntos relacionados con el crimen organizado y los numerosos feminicidios cometidos en la región de Ciudad Juárez”, recuerda RSF.

 

“La india Gauri Lankesh, directora del semanario laico y feminista Lankesh Patrike, fue asesinada el 5 de septiembre de 2017 en Bangalore, al sur de la India. Tenía 55 años y denunciaba periódicamente las barreras que el sistema de castas impone a las mujeres. Se oponía al gobierno nacionalista hindú, cuyas políticas sexistas criticaba, así como al ‘sistema de jerarquía social en el que las mujeres son consideradas como una segunda clase’. Antes de eso, la periodista iraquí Nawras al-Nuaimi, estudiante de periodismo y presentadora de Al- Mosuliya TV, fue asesinada a tiros en 2013 por hombres armados cerca de su casa en Mosul, en un momento en que al-Qaeda tenía una gran presencia en la zona”.

Y ese peligro no solo acecha a las periodistas en los terrenos tradicionales del reporterismo o en los nuevos espacios virtuales -Internet y las redes sociales-, sino que también se encuentra allí donde ellas deberían estar a salvo: en sus redacciones.

 

Tres años después de la publicación de un primer informe que revelaba las dificultades a las que deben hacer frente los periodistas -hombres y mujeres- que cubren temas relacionados con los derechos de la mujer, RSF lanza una investigación que analiza las respuestas a un cuestionario enviado a sus corresponsales en todo el mundo (hasta 112 países), así como a periodistas con especialización en cuestiones de género.

 

Los resultados confirman las tendencias que los equipos de RSF ya habían observado: en la actualidad, Internet se ha convertido en el lugar más peligroso para las periodistas (señalado por el 73% de los encuestados).

 

Después de Internet, el 58% de los encuestados indica el lugar de trabajo como un entorno en el que se han cometido agresiones sexistas. Esta observación se ha visto reforzada por la difusión del movimiento #MeToo en todo el mundo, además de por el hecho de que, en ocasiones, las periodistas han sido las primeras en atreverse a denunciar casos de agresión o acoso sexual, como ha ocurrido en Estados Unidos, Japón o la India.

RSF pone el ejemplo de Sofie Linde, presentadora danesa de un programa de éxito, que declaró recientemente haber sido víctima de acoso. A pesar de que Dinamarca está ampliamente considerada como un modelo en cuestiones de género y de paridad, la denuncia de Linde contra un alto cargo de la televisión pública causó una auténtica conmoción en todo el país.

 

“Tenemos la imperiosa obligación de defender el periodismo con todas nuestras fuerzas y frente a todos los peligros que lo amenazan, entre los que se cuentan las agresiones e intimidaciones sexistas y sexuales”, manifiesta expresamente el secretario general de RSF, Christophe Deloire, en el prólogo del informe.

 

A su juicio, es “inadmisible” que las mujeres periodistas estén sometidas a mayores riesgos y que tengan que “defenderse en un frente adicional, un frente que además es múltiple, ya que se encuentra fuera de la redacción, aunque, en ocasiones, también dentro”.

Entre las periodistas, aquellas especializadas en derechos de la mujer y las que se ocupan de la información deportiva o política destacan como particularmente vulnerables a las agresiones.

 

La periodista saudí Nouf Abdulaziz al-Jerawi, encarcelada por denunciar el sistema de tutela masculina en su país, ha sido torturada con descargas eléctricas y agredida sexualmente mientras estaba detenida.

 

En Brasil, la periodista Patricia Campos Mello ha pagado caro su investigación sobre el uso, por parte del presidente Bolsonaro, de fondos ilegales para financiar campañas de desinformación. Ha sido víctima de una campaña de ciberacoso extremadamente violenta después de que Jair Bolsonaro y sus hijos la acusaran de “sonsacar” información a cambio de favores sexuales.

 

Por su parte, y también en Brasil, un grupo de 50 periodistas deportivas han puesto en marcha el movimiento #DeixaElaTrabahlar (#DejalaTrabajar) para denunciar los besos forzados a los que las someten los aficionados cuando cubren eventos deportivos en directo. Y en Francia, cerca de 40 periodistas del diario deportivo ‘L’Equipe’ se han unido para apoyar a sus colegas tras las denuncias de acoso en las “secciones de deportes”.

 

En su informe, RSF también examina el impacto que estas agresiones tienen en el periodismo y de qué manera, la mayoría de las veces, el trauma sufrido conduce al silencio y reduce el pluralismo de la información. Más allá del estrés, la ansiedad y el miedo, la violencia sexista y sexual lleva a las periodistas a cerrar -de manera temporal e o incluso permanente- sus cuentas en las redes sociales (consecuencia que señala el 43% de los encuestados en el cuestionario de RSF), y también las conduce a la autocensura (el 48%), a cambiar de especialidad (el 21%) e incluso a la renuncia (el 21%).