Juez dicta auto de formal prisión a Mario Marín

Mario Marín Torres, exgobernador de Puebla, se quedará en la cárcel en Cancún, Quintana Roo, mientras enfrenta el juicio en su contra por el delito de tortura en agravio de la periodista Lydia Cacho Ribeiro, luego de que el Juzgado Segundo de Distrito le dictara auto de formal prisión la madrugada de este miércoles.

Al vencerse el plazo constitucional de 144 horas que Marín solicitó el 4 de febrero, cuando rindió su declaración preparatoria, los representantes legales de ambas partes fueron notificados sobre la decisión de manera electrónica.

De acuerdo con la abogada de Cacho, Aracely Andrade, ya no fue necesario que el exmandatario poblano fuera llevado a los juzgados para ser notificado de que no tiene derecho a salir bajo fianza.

A través de la cuenta de Artículo 19, organización civil defensora de los derechos humanos que ha acompañado a Cacho durante todo este proceso legal, también se informó sobre la decisión y se indicó que la justicia no será plena “hasta que el exgobernador sea condenado y, junto a él, todos los autores intelectuales que permanecen prófugos. Además, debe ser garantizada la reparación integral de los daños para Lydia Cacho y su familia”.

Marín fue detenido el 3 de febrero en Acapulco, Guerrero, en la casa de su hermana Alicia. Posteriormente fue trasladado a Cancún, donde es requerido por la justicia.

Con Marín, suman cuatro los detenidos de los 17 señalados por la periodista como sus torturadores. Entre los prófugos están el empresario Kamel Nacif y Adolfo Karam Beltrán, exjefe de la Policía Judicial de Puebla.

Esta trama empezó en diciembre de 2005, cuando Marín apenas llevaba 10 meses en el poder y pidió a la entonces jueza Rosa Celia Pérez González, quien actualmente sigue en el Poder Judicial, librar una orden de aprehensión contra Cacho por el delito de difamación y calumnia en agravio del empresario mezclillero de origen libanés Kamel Nacif.

Nacif es mencionado en el libro de Cacho Los demonios del edén. En ese libro, Cacho describe fiestas organizadas por Nacif, en las cuales supuestamente se abusaba de menores de edad, en contubernio con políticos, empresarios y extranjeros.