El Acueducto, sin mantenimiento por más de 20 años

Morelia, Michoacán. Desde hace 20 años, el Acueducto de Morelia –uno de los monumentos emblemáticos de la ciudad-, no ha recibido mantenimiento alguno, el cual al menos debe realizarse cada cinco años.

Así lo aseguró la historiadora Esperanza Ramírez Romero, presidenta del patronato Morelia Patrimonio de la Humanidad Asociación Civil quien señala que la última restauración en forma se dio en 1996 y desde entonces no se le ha dado mantenimiento.

La investigadora y promotora del título a Morelia como Patrimonio Histórico de la Humanidad ante la UNESCO, señaló que se carece de un proyecto específico para la conservación de la arquería, al igual que las autoridades municipales han hecho a un lado las observaciones de los expertos, amén de otros riesgos para la riqueza patrimonial de la ciudad, como el que 300 inmuebles estén a punto de perderse por falta de una visión que permita su rescate.

La experta alertó sobre la carencia de un reglamento municipal actualizado y acorde con el carácter monumental de la antigua Valladolid, situación que abre la puerta para que en torno al Acueducto se generen construcciones que en los últimos años rompen con la fisonomía de uno de los monumentos emblemáticos de la capital michoacana, además de la presunta corrupción de autoridades federales y del municipio al permitirlas.

La construcción de una mansión sobre la avenida Acueducto, a pocos metros de su cruce con la calle de Hospitales, presuntamente propiedad del cantante Marco Antonio Solís “El Buki”, evidencia los vacíos legales o la plena indolencia de las autoridades para propiciar obras que atentan contra el entorno patrimonial de la obra erigida en el siglo XVIII y que junto con la Catedral, se constituyen en los monumentos emblemáticos de Morelia.

Esta construcción, podría propiciar que se interponga un amparo para detenerla, aseguró la presidenta del patronato Morelia Patrimonio de la Humanidad Asociación Civil.

“Edificios que salgan arriba de los arcos no puede haber porque la imagen se trastorna, se desvirtúa totalmente; esos edificios son totalmente indebidos y no hay reglamento, y se le ha dicho también al Ayuntamiento, que convocó a una serie de reuniones a la revisión de un reglamento del Centro Histórico, pero (como patronato Morelia Patrimonio de la Humanidad AC), no volvimos a esas reuniones porque para las autoridades había cosas de mayor interés”, insiste la doctora en Historia galardonada con la Presea José María Morelos—.

Para Ramírez Romero, las amenazas sobre el vestigio no sólo están en las construcciones que se levantan actualmente, sino que los daños ya se han consumado con otras obras entre las que cita el estacionamiento construido a la altura de Villalongín, autorizado en el último periodo que cumplió como alcalde Fausto Vallejo Figueroa y que califica como completamente “ilegal” y cuyos llamados de alerta del patronato en su momento fueron desoídos, “sin que hubiera poder humano que los convenciera” de evitar su construcción.

Cita además como otros factores de riesgo el que se hayan construido viviendas en el área aledaña a Villalongín, “totalmente prohibido por la ley federal, que dice que sobre monumentos de la relevancia del Acueducto no puede estar ningún edificio apoyándose y menos teniendo una servidumbre”.

Hasta la placa se llevaron

El proyecto iniciado en 1994 para darle mantenimiento a la obra de fray Antonio de San Miguel para dotar de agua a la antigua Valladolid y concluido dos años después, rememora, fue apoyado completamente por los ciudadanos a través de la campaña “Adopte un arco”, trabajos que duraron dos años y se concitó la participación de más de cien ciudadanos, con un costo total de un millón 150 mil pesos, de los cuales 950 mil fueron aportados por la sociedad civil. La restauración fue finalizada en 1996 y la acción ciudadana se intentó honrar con una placa con los nombres de los donantes para rehabilitar los arcos –a cada uno de los cuales se estimó un costo de 8 mil pesos para su conservación-, misma que, dice Ramírez Romero, “se la robaron también”.

Cada cinco años, establece la experta, se debe dar mantenimiento al Acueducto, y al menos cada año, “barrer todo el canal antes de las lluvias”, aunque dice “no hemos logrado que el gobierno municipal barra una vez al año, lo que evitaría lo que ahora necesita, otra restauración”.