Dos años de cárcel por grafitear edificios, plantea gerente del Centro Histórico
Dos años de prisión debería ser la sanción máxima para quienes afecten edificios con pintas en inmuebles, “uno de los daños más terribles”, consideró Gaspar Hernández Razo, gerente del Patrimonio Cultural del Ayuntamiento de Morelia, quien destacó que un 65 por ciento de inmuebles catalogados dentro del patrimonio monumental de Morelia se encuentran afectados en sus fachadas por este fenómeno.
Para el funcionario -quien señala que desde hace 3 años, cuando entró en funciones la actual administración municipal, sólo se han detenido tres personas y liberadas tras la reparación del daño-, es necesario endurecer la ley aprobada por el Congreso para sancionar a quienes afecten las fachadas. Citó que las manifestaciones públicas, los actos vandálicos y las actitudes de jóvenes –“entre 14 y 16 años”-, son las principales causas de los inmuebles grafiteados.
A pregunta expresa, consideró que la vigilancia y respeto del ciudadano por el patrimonio de Morelia debe acompañarse de la acción policiaca, como en marchas y plantones, prevenir acciones vandálicas por parte de pandillas o en jóvenes estudiantes de algunos planteles. El Congreso, dijo, “debe aumentar las penas de daño al Patrimonio Cultural, esto lo estipula en el título décimocuarto, del Capítulo 8, del artículo 28 al 234, del daño a las cosas; el 231 habla específicamente de daños a monumento y al patrimonio cultural, pero las penas mínimas son de seis meses y tiene que ser un daño mayor a 20 salarios mínimos, o sea, cerca de mil 700 pesos, entonces muchas veces el daño es mucho menor y no les aplican la ley”.
Y recomienda: “Lo que el Congreso del Estado debe de hacer, mínimo, dos años de prisión, así sea un milímetro el que dañes el patrimonio cultural, eso debe de ser cárcel, a la mejor no un milímetro, pero debe de haber 30 o 40 centímetros cuadrados, algo, hay que estipularlo”.
Citó al Ministerio Público como parte importante de que se ejecuten las sanciones, ya que, según el funcionario, “al que agarran, que lo entamben, que le apliquen la ley, porque a todos los que han agarrado, que son tres en los tres últimos años, debieron haber agarrado ya a cien, y los tres han salido a las horas o al siguiente día, entonces necesitamos que el Ministerio Público aplique la ley”.
Otra medida deseable, sería la situación conjunta de la federación, el estado y el municipio, para darle un mayor peso a las sanciones contra infractores, dijo, “pero con la ley en las manos, hacerla valer y con todo el peso y rigor, yo estoy seguro que si aquí, con uno o dos ejemplos y los metemos a la cárcel, aquí dejan de grafitear el Centro Histórico”.
A juicio de Hernández Razo, el fenómeno refleja el nivel cultural de una sociedad, y cita como los principales edificios frecuentemente grafiteados al Palacio de Gobierno, el Primitivo y Nacional Colegio de San Nicolás, el Centro Cultural Universitario, los portales Hidalgo y Galeana, el Templo de Las Monjas y un inmueble en la esquina de Abasolo y Madero.
En el 2017, dijo, las marchas que más daño generaron en cuanto a pintas en inmuebles, fueron “las del 12 y 13 de octubre, ni siquiera las de 2 de octubre; los que dañaron nuestro Patrimonio fue el Frente Nacional de Liberación Socialista (sic) y por ahí algunos integrantes de los maestros, 155 metros cuadrados dañaron nada más en esos dos días; increíble, ahí estaba la policía y no los agarraron”.
Afectados, 65% de inmuebles
El 65 por ciento de inmuebles afectados en el Centro Histórico, dijo, está catalogado en el decreto de 1990 sobre la zona patrimonial de la Antigua Valladolid y que sustentó la declaratoria de 1991 de Ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad, por parte de la UNESCO.
En 2 mil 500 metros cuadrados de edificios y muros ubicados en el primer cuadro de la ciudad, dijo, se han retirado pintas y graffitis, tarea que destacó se aplica bajo una técnica que impide el desgaste de la cantera al ser rehabilitada a través de la aplicación de una “técnica la más mínimamente abrasiva, la que al momento de retirar el graffiti, solo estamos desgastando 15 gramos la cantera, o sea, es una metodología muy noble”. El graffiti se recubre después con cal apagada, alumbre y colorantes naturales, lo que significa dice, “que si llega un vándalo nuevamente a grafitear ese monumento o esa parte de piedra, ya no vamos a desgastar nuestra cantera, sólo desgastamos el recubrimiento”, técnica que dice, “fue descubierta junto con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH)”.
Cuando inició la actual administración municipal, dice, hacía 8 mil grafitis, 3 mil en la cantera directamente y el resto en fachadas aplanadas; en el rescate de la cantería, señala, hasta el momento se ha rescatado un 75 por ciento de las pintas y un 65 por ciento en muros aplanados, lugares en los que persiste la tendencia a ser grafiteados, por lo que reconoce que “avanzamos y nos retrasamos”.
Sobre las dimensiones de pintas detectadas, señaló las que van desde diez centímetros hasta las de 9 metros.
En los centros históricos de Querétaro, San Luis Potosí y Zacatecas, dijo “no se encuentra uno ningún grafftiti, pero es porque hay educación, cultura y muy importante, ahí si agarran a uno grafiteando, sí se va directito al bote, a la cárcel pues”.