Las feministas tienen razón, Cristóbal no debe ser candidato

Por Juan Espinoza Madrid

En el año 2005 los movimientos feministas aún no despertaban en Michoacán, eran muy pocas mujeres las que se manifestaban en contra de la violencia en contra de ellas. Para esas fechas Cristóbal Arias Solís pasaba por los momentos más complicados de su vida política, sin ingresos económicos, en el ostracismo de la vida pública y sin espíritu de trabajar en otra actividad.

 

Es precisamente en esa época, en que surgió el escandalo de violencia (tentativa de homicidio) del actual Senador de la República en contra de su cónyuge María Ortega, quien relató en su denuncia ante el Ministerio Público, que Arias Solís la persiguió con un cuchillo. Al poco tiempo, Ortega quien en ese momento casualmente se desempeñaba como titular de la unidad de violencia familiar en la entonces Procuraduría General del Estado, desistió de su pretensión jurídica de que se sancionara la conducta de su esposo.

 

Ese evento de violencia no es menor, se trata de una conducta que da cuenta del comportamiento errático de un individuo en contra de las mujeres. En ninguna sociedad moderna es permisible un acto de violencia como del que fue victima Ortega, lo cual tiene como agravante que haya sido su cónyuge el autor.

 

Si Cristóbal no respetó a su esposa, no se puede esperar que sea un gobernante que pueda diseñar y dirigir políticas públicas tendientes a erradicar la violencia en contra de las mujeres ni la violencia familiar, por lo que tener a Arias Solís de gobernador sería una amenaza a la lucha feminista y a los avances que han logrado en los últimos dos lustros -sería un retroceso-.

 

Las feministas que protestaron en contra del Senador en el acto de campaña de Mario Delgado, aspirante a dirigir Morena a nivel nacional, tienen razón, Cristóbal no debe ser candidato, mucho menos debe ser gobernador.

 

Esa conducta indebida no es la única por la que es famoso Cristóbal Arias, es conocido por su arrogancia y soberbia, toda la clase política así lo califica, lo que sería una amenaza para la gobernabilidad del estado, la confrontación sería el escenario permanente, aunado que parte de su equipo de trabajo ya tomó ese estilo, un ejemplo es su coordinador de prensa, Arturo Herrera, sujeto que ha dado muestras de intolerancia a la critica, lo que es una amenaza a la vida democrática de la entidad, la censura sería la constante.